La enfermedad de Alzheimer comienza y se desarrolla lentamente y existen ciertos indicativos que nos pueden dar pistas sobre la aparición de la enfermedad como la pérdida de memoria, los cambios de comportamiento y pérdida en la capacidad para llevar a cabo las actividades de la vida diaria. Mucha gente mayor se da cuenta de que su memoria no es tan buena como solía. Por ejemplo, tienen dificultad para recordar el nombre de personas conocidas, lo que iban a comprar o qué iban a hacer. Esto no significa que estén empezando a desarrollar la enfermedad e Alzheimer. Una persona que habitualmente es olvidadiza todavía puede recordar detalles relacionados con el asunto que ha olvidado. Así, puede olvidarse del nombre de su vecino, pero sabe que la persona de la que está hablando es su vecino. Los enfermos de Alzheimer olvidan no sólo detalles, sino el contexto completo.
Los signos varían según la persona y la etapa de la enfermedad. Así, con el fin de describir la evolución de la enfermedad y los signos en cada momento de la misma, se definen tres etapas:
Etapa leve
- Déficits para la memoria reciente
- Desorientación temporal
- Dificultad en el trabajo y en la comunicación verbal
- Dificultad para realizar tareas complejas
- Síntomas emocionales: Ansiedad, depresión, disminución de la iniciativa…
- El paciente puede mantener suficiente autonomía como para vivir solo sin ayuda.
Etapa moderada:
- Alteraciones graves en la memoria y orientación
- Comportamientos extraños y desinhibidos…
- Aumenta los problemas de comunicación debido al deterioro del lenguaje (parafasia, y otros fenómenos) y las reacciones emocionales se acentúan
- Dificultad para realizar viajes, ocuparse de sus finanzas personales u olvido en la toma de medicamentos…
- Aumenta la dependencia en las actividades de la vida diaria, tales como vestirse y asearse.
Etapa severa:
- Desorientación total
- Problemas severos de comunicación
- Agitación, trastornos del sueño, comportamientos repetitivos…
- Incontinencia esfinteriana
- El paciente es dependiente para todas las actividades diarias.
Estas diferentes etapas pueden ser representadas como una declinación gradual del conjunto de capacidades intelectuales y funcionales, en el sentido inverso a la adquisición de estas mismas habilidades adquiridas por la persona desde recién nacido hasta la edad adulta. Este proceso ha sido denominado como retrogénesis.
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